Los entrenamientos no suelen ser dirigidos en voz cantada. Aunque la persona reciba formación y guía por parte de un docente, suele verle una vez a la semana, por lo que la mayor parte del tiempo realiza los entrenamientos solo. Este hecho hace que la persona dude y no esté segura de que esté realizando el trabajo correctamente. Analicemos entonces lo que se puede hacer al respecto.
Aunque existen diferentes estilos de aprendizaje, en voz cantada, los más empleados son los estilos auditivo, visual y kinestésico. Vivimos en un mundo muy visual, es el sentido que predomina en la mayoría de los actos de nuestra vida, pero cuando hablamos de música, el oído tiene un papel fundamental. Tanto es así, que nos guiamos más por lo que oímos que por lo que sentimos. Esta situación tiene una consecuencia nefasta en el entrenamiento de la voz cantada. Recuerda que estamos realizando un entrenamiento de grupos musculares. Por supuesto, la acción de dichos grupos es nuestra voz cantada, pero debe recordarse que la producción muscular es previa la producción vocal. Es decir, nuestra musculatura laringea se activa antes de que el aire llegue a la glotis.
Este es un hecho fundamental y muy revelador, ya que si nos centramos únicamente en “como suena” lo que estamos cantando, vamos a dejar de lado la parte mecánica, la más importante. Sirva como ejemplo un jugador de baloncesto, cuando practica tiros a canasta sin el balón. El hecho de que el balón no esté, permite al jugador concentrarse en la tarea mecánica que debe realizar. Es más consciente de cada movimiento, de la secuencia que tiene que seguir y puede repetir todas las veces que quiera sin lugar a error, ya que no sabe si ha encestado o no.
Por ello es tan importante el desarrollo de la propiocepción en voz cantada. Los pliegues vocales no tienen terminaciones nerviosas, como ya sabemos, así que no podemos obtener información sensorial sobre esa zona. Pero sí podemos sentir la musculatura que le asiste. Por eso es tan importante que la persona la conozca.
En las clases dirigidas, se combina el estilo de aprendizaje auditivo y kinestésico por imitación. El alumno escucha un sonido que trata de repetir. En numerosas ocasiones es algo imposible, porque le falta información al respecto. Solo escucha el resultado final, no sabe cómo ha sido producido. Con el estilo kinestésico por imitación, sucede algo parecido. Las neuronas espejo se activan, pero debe de tratarse de una persona con un sentido de la empatía muy desarrollado para de nuevo, poder procesar la información a través de su propia sensación.
Por ello, en las clases dirigidas, deben de combinarse siempre los diferentes estímulos destinados al aprendizaje. No podemos basarnos en uno solo, y debe de existir un buen “feedback” con el estudiante para comprobar que vamos en la línea correcta.
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